¿Realmente importa si somos compasivos?

Aunque esta lección se titula “compasión” trataremos dos conceptos: compasión y misericordia. Aunque son dos cosas diferentes, los matices que las distinguen son muy sutiles y a veces difíciles de percibir, porque tienen que ver con motivaciones y actitudes personales. La compasión es un sentimiento de pena y ternura por los males ajenos que nos mueve a misericordia, es decir a tomar acciones para eliminar o aliviar tal situación.

Un ejemplo bíblico

Jesús

Una lectura de los diversos relatos evangélicos nos muestra la misericordia de Jesús como expresión de su compromiso con las necesidades del ser humano. Por misericordia perdonó pecados, liberó a oprimidos, alimentó a hambrientos, sanó a enfermos, resucitó a muertos y ofreció dignidad a los marginados.

Un ejemplo contemporáneo

Paul Gruninger

Antes de la Segunda Guerra Mundial los judíos fueron salvajemente perseguidos por la Alemania nazi, muchos intentaron huir a otros países mientras todavía era posible. Gruninger era comandante de la policía de fronteras de Suiza y seguidor de Jesús. Movido a compasión y misericordia, era consciente de que hay que obedecer a Dios antes que a los hombres, así que comenzó a eludir la ley para ayudar a los refugiados junto con una red informal de miembros de la juventud socialista, posaderos, granjeros y miembros de la comunidad judía, hizo la vista gorda ante visas falsificadas, falsificó otras más, obtuvo visas de entrada para las familias de los que ya habían encontrado refugio en Suiza. Salvando así las vidas de cientos de judíos.

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