Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma. 3 Juan 1:2
Si la prosperidad viene de Dios tal vez nos preguntemos por qué tanta gente deshonesta como ciertos corruptos, narcotraficantes y personas deshonestas prosperan y crecen en todas las áreas mientras muchos creyentes padecen necesidad.
Tal vez prosperan económicamente pero ¿prosperan sus almas? Si uno de ellos muere mañana ¿qué será de todo lo que acumuló? Dios desea que nuestras almas también prosperen y esto lo logramos cultivando virtudes y guardando su Palabra. Los cristianos entendemos que las riquezas no son para amontonar ni presumir sino para ser de bendición a los demás.
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