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El ascensor


Génesis 1:26-27
26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. 
27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.

Cuando leemos este pasaje, vemos cómo Dios nos convirtió de simple polvo en gobernantes de la Tierra. Aunque somos polvo, Dios nos hizo para grandes cosas y planeó que fuésemos subiendo a nuevos niveles de bendición, como cuando vamos en un ascensor.

¿Qué principios permiten ese tipo de ascensos y cómo podemos aplicarlos?

1. Proceso

Génesis 1:1-2
La creación
1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra. 
2 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.

Así como la tierra al principio era un caos y Dios la fue moldeando, las personas nacemos como bebés indefensos que deben aprender poco a poco todo lo necesario para sobrevivir. A medida que conocemos la Palabra de Dios aprendemos su voluntad para poder obedecerla y recibir sus bendiciones. 

2. Plan

Jeremías 29:11
11 Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.

Antes de crear al hombre, Dios ya había pensado en cada detalle de lo que esperaba lograr con cada uno de nosotros. De esto aprendemos que antes de hacer cualquier cosa, debemos detenernos a planear lo que queremos hacer y cómo lo vamos a lograr.

3. Propósito

Génesis 1:18
18 y para señorear en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno.

Dios hizo un plan para que los procesos de la tierra lo llevaran a cumplir sus propósitos. (Génesis 2:5, 7). Cuando tenemos un plan, podemos usar los recursos que tenemos a nuestro alrededor para lograr lo que queremos.

4. Presencia de Dios

Génesis 2:7
7 Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.

Sin ese aliento, el hombre no pasa de ser un mineral más a convertirse en la obra maestra de Dios. La palabra de aliento en hebreo es ruach – es la misma palabra para Espíritu, como es el caso tanto en el antiguo griego (pneuma) y en latín (espíritus). La presencia de Dios nos da vida, sin ella nada somos ni nada podemos hacer. Por eso debemos buscarla como buscamos nuestra comida.

Conclusión

Dios ha puesto un ascensor, y son estos principios, para que podamos acceder a todos los niveles de bendición que nos ha preparado, así que debemos aprenderlos y ponerlos en práctica para poder usarlos eficazmente ante los distintos retos que nos enfrentamos a diario. ¡Siempre de la mano de Dios! 

Isaías 43:18-19
18 No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. 
19 He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.

*A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas son tomadas de la versión Reina-Valera (RVR) 1960.

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